Frecuentemente nos cuesta ver situaciones de abuso que podemos estar viviendo ya que cuando aparecen las primeras señales probablemente llevamos ya un período de tiempo largo vinculadas afectivamente a esa persona habiendo invertido energía e ilusión en esa relación. En otros casos, las señales han estado desde siempre y se han llegado a normalizar, de tal modo que no nos extrañan. Además, en muchas ocasiones, estas señales se pueden confundir con muestras de amor como ocurre con los celos o la posesividad (“me quiere tanto que me quiere sólo para él” o “lo hace por mi bien porque sabe lo que me conviene”).
Piensa un momento si te encuentras en alguna de estas situaciones:
- Sientes con frecuencia que has de tener mucho cuidado para que él no se enfade.
- Te critica habitualmente, te castiga con actos o con silencios cuando las cosas no salen como él quiere, le da “la vuelta a la tortilla” a todo y te hace sentir confundida y culpable.
- Él intenta controlar lo que haces, dónde estás, lo que te pones… pidiéndote explicaciones por casi todo y dudando de lo que le dices.
- Critica a las personas de tu entorno, desconfiando e incluso a veces intentando que no los/as veas.
- En alguna ocasión te ha sujetado, empujado, acorralado o golpeado.
- Te has sentido obligada a tener relaciones sexuales por miedo o para evitar problemas.
- Te trata con desprecio, no parece valorar lo que tú eres o haces, te avergüenza a menudo en público o en privado
- Te atosiga o controla a través del móvil, las redes sociales, el e-mail… (ej. Mira tu móvil, difunde información tuya sin tu consentimiento, controla cuándo te conectas, quiere saber tus contraseñas, te llama o escribe insistentemente…).
- Él maneja el dinero, decide en qué se gasta o abusa del tuyo (bienes o dinero).
Si has respondido afirmativamente a más de una, pide ayuda y te asesoraremos.